De las buenas ideas...
Estuve buscando en internet por “Rio de la Plata”, y todo lo que salió tenía que ver con el río, y no con las arvejas, así que refiné la búsqueda: “Rio de la Plata arvejas”, y así seguí haciendo búsquedas, y me enteré de cosas como que por ejemplo, en Argentina venden vino enlatado, o vi informes de la FAO, que no leí por supuesto, había mucho sobre pesca, lo cual hasta lógico parece. Hay una iglesia evangélica que se llama Iglesia Evangélica del Rio de la Plata, y demás… pero de arvejas… nada.
De todas formas, igual me parece una buena idea. Porque si hay que votar por arvejas, yo voto por las de lata. Las de verdad: hay que cocinarlas, las congeladas: demasiado verdes… pero las de lata: ¡son perfectas! Fijate, ni bien las abrís, solamente tenés que agarrar una cuchara y empezar a comer (aunque yo les saco el agua primero…), así hacés tiempo mientras se hierven las remolachas, después las que te quedan, derecho a la ensalada, no hay necesidad de ningún tipo de preparación.
Para mí, las arvejas en lata, siempre fueron una buena idea.
En lo concerniente a choclos, acá la verdad que no tengo preferencias, porque el choclo es algo más como definido, hay uno para cada cosa. El de verdad: a la parrilla con manteca (aunque tenés que tener cuidado no te pase como al abuelo Eleuterio, que se le hizo pororó), o en el puchero, ambos casos como para comerlos así a diente nomás. El de lata: ¿ves? Ahí también depende para que lo quieras, imaginate unos caneloncitos con crema de choclo y bastante nuez moscada! Ahí obvio que usás crema de choclo, que en realidad no deja de ser unos cuantos granos de choclo arriba de una masa blanca que mejor no preguntar… Pero si se los vas a agregar a la ensalada que le pusiste las arvejas: seguro que compras en grano!
Y para mí, el choclo en lata, es una buena idea.
Y cuando a alguien se le ocurre la buena idea de juntar dos buenas ideas, tenés una idea doblemente buena, y para mí, las arvejas y el choclo en la misma lata de Rio de la Plata, es una magnífica idea.
De todas formas, igual me parece una buena idea. Porque si hay que votar por arvejas, yo voto por las de lata. Las de verdad: hay que cocinarlas, las congeladas: demasiado verdes… pero las de lata: ¡son perfectas! Fijate, ni bien las abrís, solamente tenés que agarrar una cuchara y empezar a comer (aunque yo les saco el agua primero…), así hacés tiempo mientras se hierven las remolachas, después las que te quedan, derecho a la ensalada, no hay necesidad de ningún tipo de preparación.
Para mí, las arvejas en lata, siempre fueron una buena idea.
En lo concerniente a choclos, acá la verdad que no tengo preferencias, porque el choclo es algo más como definido, hay uno para cada cosa. El de verdad: a la parrilla con manteca (aunque tenés que tener cuidado no te pase como al abuelo Eleuterio, que se le hizo pororó), o en el puchero, ambos casos como para comerlos así a diente nomás. El de lata: ¿ves? Ahí también depende para que lo quieras, imaginate unos caneloncitos con crema de choclo y bastante nuez moscada! Ahí obvio que usás crema de choclo, que en realidad no deja de ser unos cuantos granos de choclo arriba de una masa blanca que mejor no preguntar… Pero si se los vas a agregar a la ensalada que le pusiste las arvejas: seguro que compras en grano!
Y para mí, el choclo en lata, es una buena idea.
Y cuando a alguien se le ocurre la buena idea de juntar dos buenas ideas, tenés una idea doblemente buena, y para mí, las arvejas y el choclo en la misma lata de Rio de la Plata, es una magnífica idea.
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